Pincoya
La Pincoya es una criatura
imaginaria marina
perteneciente a la mitología
de Chiloé, en el sur
de Chile. Pero también se ha dicho que la han podido
ver en una cueva llamada "el escondite" donde se supone que se
esconde la Pincoya de la gente mortal.
Tiene el aspecto de una mujer joven y muy hermosa, con una larga
cabellera rubia. A diferencia de la sirena chilota (que posee una cola de pez), ella tiene
una apariencia completamente humana. La leyenda dice que aparece desde las
profundidades del mar, semi vestida con un traje de algas a danzar en las playas y que, por medio
de la orientación de su danza, señaliza si la pesca será abundante o escasa en
la temporada que se avecina.
Leyenda
Nacida de la unión del Millalobo y la Huenchula, la leyenda dice que al regresar nuevamente
la Huenchula, a casa de su madre; en donde había dejado a su hija durmiendo en
una batea, comprobó que la curiosidad de su madre la hizo mirar a la bebé que
no debía ser mirada por ningún ser mortal, y esta se había transformado en agua
cristalina. Al verla transformada, invadida por el llanto y la desesperación,
cogió la vasija y corrió desesperada hacia la playa, a vaciar su contenido en
las aguas del mar. Y luego, avanzando hacia el interior del océano, llamó a su
esposo el Millalobo. Entre sollozos y llantos, le relató lo acontecido con su
hija. Apenas hubo terminado de pronunciar la última frase de su historia, vio
emerger desde las aguas y acercarse hacia ella, una delicada barca semejante a
una lapa, llevando en su interior a su desaparecida hija, convertida ahora en
una hermosa joven, a quien dio el nombre de Pincoya. Así toda la familia se fue
a vivir al fondo del mar, en el palacio del Millalobo. En el fondo del mar,
posteriormente la Pincoya se casó con su hermano, llamado el Pincoy, y como buena hija, ayuda a cuidar el reino
de su padre.
Desde ese día, las múltiples variedades de peces y mariscos, que el
Millalobo ofrece generoso al pueblo chilote, junto con las siembras, en mares y
playas, las realiza por intermedio de las manos de su hija predilecta, la
Pincoya, quien para cumplir su trabajo baila una canción que canta el Pincoy.
Los chilotes, especialmente los pescadores, cuentan en sus leyendas que cuando
la Pincoya realiza su delicado baile hacia el mar, significa que en esos mares
abundarán los peces y mariscos; en cambio si lo hace hacia la tierra,
generalmente debido a que los pobladores han cometido alguna falta en contra
del mar, les indica que, para la temporada venidera, los mencionados productos
escasearán y por tal motivo, será necesario salir en su búsqueda a playas y
mares lejanos. No obstante, cuando llega la escasez y en ciertas regiones se
prolonga por largo tiempo por ausencia de la Pincoya, es posible hacerla volver
y con ella, la abundancia, por intermedio de una ceremonia especial.
EL CAMAHUETO
El Camahueto tiene el aspecto de un vacuno macho del tamaño
de un ternero de un año de aspecto muy hermoso, ya que presenta un pelaje corto
que va de un color plomizo a un verdoso muy brillante. Su característica
principal es que posee un único cuerno dorado que crece en su frente de la
misma forma que el de un unicornio.
En Chiloé se cuenta que
los camahuetos inician su vida bajo la tierra de los cerros cercanos al mar; y
nacen a partir de un trozo de cuerno de camahueto enterrado en esos cerros, por
el polvo del cuerno lanzado en un pozo, o naturalmente como una cría de la vaca marina chilota, que se fue enterrar en una madriguera bajo la tierra
del bosque o campos. Luego de pasar unos veinte, veinticinco o treinta años de
desarrollo, los camahuetos emergen para dirigirse desesperadamente hacia el mar
al encuentro de la vaca marina. En su trayecto destruyen todo lo que se interponga
en su camino y habitualmente, con su cuerno escarban un surco en la tierra, que
luego se puede transformar en riachuelo. Esta migración ocurre casi siempre en
las noches de tormenta y deja como rastro el derrumbe de zonas costeras y
grandes hendiduras en el terreno. Si el chilote cree que un camahueto esta por
nacer en su terreno, se dice que solo puede ser atrapado por un brujo mediante el uso
de una cuerda tejida con zargazo (sargazo,alga);
o por una machi mediante el uso de una cuerda tejida con voqui (planta
trepadora). Al ser atrapado debe ser guiado hacia el mar sin que haga daño, o
calmarlo mediante el corte de su cuerno, para que se vuelva completamente manso
y deje de hacer destrozos; ya que su gran virilidad y fuerza se encuentra
principalmente en ese cuerno. La machi además realizaría la atrapada para
obtener las propiedades mágicas que presentaría este cuerno; y normalmente
cogería un trozo de este cuerno para realizar el proceso de un nuevo camahueto,
para lograr tener en algunos años, más cuerno para sus preparados mágicos.
La
Laguna del Inca
Escondida
en las alturas de la Cordillera de los Andes, en Portillo, se encuentra una
hermosa laguna que hoy se conoce como Laguna del Inca.
Algunas personas aseguran que sus tranquilas aguas color esmeralda se deben a
una romántica historia de amor.
Antes que los españoles llegaran a estas tierras, los incas
habían extendido sus dominios hasta las riberas del río Maule, y como se
consideraban hijos del Sol, las cumbres andinas eran el escenario ideal para
realizar sus rituales y ceremonias religiosas.
Según
cuenta la leyenda, el inca Illi Yupanqui estaba enamorado de la princesa Kora-llé, la mujer más hermosa del imperio.
Decidieron casarse y escogieron como lugar de la boda una cumbre ubicada a
orillas de una clara laguna. Cuando la ceremonia nupcial concluyó, Kora-llé
debía cumplir con el último rito, que consistía en descender por la ladera del
escarpado cerro, ataviada con su traje y joyas, seguida por su séquito. Pero el
camino era estrecho, cubierto de piedras resbalosas y bordeado por profundos
precipicios. Fue así como la princesa, mientras cumplía con la tradición, cayó
al vacío.
Illi Yupanqui, al escuchar los gritos, se echó a correr, pero
cuando llegó al lado de la princesa, ella estaba muerta. Angustiado y lleno de
tristeza, el príncipe decidió que Kora-llé merecía un sepulcro único, por lo
que hizo que el cuerpo de la princesa fuera depositado en las profundidades de
la laguna.
Cuando
Kora-llé llegó a las profundidades envuelta en blancos linos, el agua
mágicamente tomó un color esmeralda, el mismo de los ojos de la princesa. Se
dice que desde ese día la Laguna del Inca está encantada. Incluso hay quienes
aseguran que en ciertas noches de plenilunio el alma de Illi Yupanqui vaga por
la quieta superficie de la laguna emitiendo tristes lamentos.
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